En cuanto terminó la canción, Julian me indicó con un movimiento de mano que le siguiera. Le hice caso y me fui con él por una puerta que había en el lateral del escenario.
-¿A dónde vamos?- me estaba poniendo muy nerviosa. Mucho más de lo que ya estaba.
-Primero a mi camerino, a dejar mi guitarra.- y entonces se detuvo y me miró a los ojos.- Luego, si tú quieres, iremos a una cafetería que hay en frente del hotel.- ¿Que si quería? Pues claro que sí. Me sentía incapaz de dejarle plantado.
-Está bien. Pero, ¿por qué te estás portando tan bien conmigo? No me conoces de nada.- en ese momento llegamos a su camerino y entramos. La verdad es que era muy pequeño. Me imagino que al tener también una habitación en aquel hotel de lujo, no le importaría mucho que su camerino fuera de ese tamaño, ya que allí solo guardaba los instrumentos.
-La verdad es que me llamaste la atención la primera vez que te vi.- A mí si que me llamó la atención que me dijera eso.
-Pero si la primera vez que me viste solo dije tonterías porque me quedé sin palabras al verte.- vale, no debería haber dicho eso. Ahora Julian me miraba fijamente a la cara, pero no sonreía. Parecía que quería besarme, pero eso era imposible. El amor no tiene edad, pero hasta yo sabía cual era el límite.
-Será mejor que no lo hagas.- dije entrecortada, mientras apartaba mi cara lentamente de la suya.
-Lo siento. No quería intimidarte.- una sonrisa volvía a aflorar en su rostro, y yo me tranquilicé un poco.
Cuando llegamos a la cafetería, para el alivio de Julian, estaba prácticamente vacía.
-Te gustan los Beatles, ¿verdad?- me preguntó mientras nos traían un helado a cada uno. Era diciembre, pero nos apetecía tomar eso.
-Sí. ¿Cómo lo sabes?
-Me he fijado en tu camiseta en la que salen los cuatro en Abbey Road.- ya ni me acordaba de que la había llevado puesta por la tarde.
-¿Te has dado cuenta de la camiseta que llevaba?- Al final iba a resultar cierto que le había llamado la atención.
-Es difícil no darse cuenta cuando tu padre era uno de los componentes del grupo.- parecía haberle hecho gracia mi comentario.
-Sí, John Lennon.- le sonreí, y él me devolvió la sonrisa.- Espero que no te enfades, pero mi Beatle favorito es George Harrison.
-¿Por qué iba a enfadarme? Tienes derecho a que te guste George Harrison.- por su tono de voz, sabía que lo decía en serio.- Su hijo, Dhani, es una persona muy agradable.- No podía creer que dijera eso.
-¡¿Conoces a Dhani Harrison?! ¡Necesito que me lo presentes! ¡Me encanta Dhani Harrison! Es... - me callé a tiempo para no cometer la equivocación de decir que Dhani era perfecto, delante de Julian. Me arrepentí de haber dicho todo eso.
-Es perfecto para ti. Y la diferencia de edad no es tan grande como la nuestra. La verdad es que tengo ganas de hacerte sentir bien, así que te presentaré a Dhani Harrison en cuanto pueda.- Estaba a punto de ir a darle un abrazo, pero de repente Julian me cogió de la mano y me dijo que corriera. No tardé en darme cuenta de por qué lo hizo. Un montón de periodistas, seguramente de prensa rosa, se dirigían corriendo hacia nosotros con cámaras de fotos y micrófonos.
Cuando creíamos que estábamos a salvo en el hotel, un montón de compañeras mías empezaron a gritar y a correr detrás de nosotros, pidiendo autógrafos y fotos con Julian. En vez de ir a su habitación fuimos a la mía, ya que lo más seguro es que fueran a la de Julian.
-Gracias por ayudarme.- me dijo cuando ya estábamos a salvo de verdad.
-No tienes por qué darme las gracias. Además, lo que vas a hacer tú por mí presentándome a Dhani Harrison es más de lo que yo puedo ofrecerte. ¿En serio no es ninguna broma?. -entonces me cogió las manos y me susurró al oído:
-Te lo prometo.- me dio un beso en la mejilla y se fue.

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