La semana antes de irnos a Nueva York se hizo eterna, pero por fin estaba subida en el avión, que nos llevaría hacia allí.
Cuando llegamos, lo primero que hicimos fue ir al hotel en el que nos íbamos a alojar. Estaba muy cansada, así que pensé en dormir hasta la noche, porque quería estar despejada para el concierto que iba a haber. Aún no sabía quién iba a cantar, pero no le di más importancia, y me tumbé en la cama. Me desperté a las tres horas, ya más despejada.
-Cristina, ¿a ti te gustaban los Beatles?- me preguntó Lucy mientras merendábamos en una cafetería que había en frente del hotel. Lucy era muy tímida, incluso más que yo, y hablaba solo conmigo.
-Sí. ¿Por qué?- lo que vino a continuación hizo que casi me atragantara con el pastel que me estaba comiendo.
-Es que he oído decir a los recepcionistas que el que va a cantar en el hotel esta noche es Julian Lennon, el hijo de John Lennon.- la miré con los ojos como platos sin poder creer lo que estaba oyendo.
-Lucy, creo que me voy a desmayar.- la cabeza me daba vueltas. Iba a ver a Julian Lennon en directo.
-Será mejor que vayamos al hotel y te tumbes otro rato.- por supuesto que fue mejor irnos al hotel, porque lo que ocurrió después fue increíble. Estábamos a punto de torcer una esquina de uno de los pasillos, cuando Lucy me cogió de repente del brazo para que parara.
-¿Qué pasa?- Lucy soltó una risita, y dijo que mirara quíen estaba al final el pasillo. Era Julian Lennon, algo que no me esperaba por nada del mundo.
-¿A qué esperas? Ve a saludarle.- Lucy se creía que eso era muy fácil, pero en realidad era todo lo contrario.
Todo pasó muy rápido. Lucy me dio un empujón, y sin que me diera cuenta me encontraba en medio del pasillo, donde Julian me vio perfectamente.
-Esto... hola... emm...y adiós.- me disponía a dar media vuelta, con la cara roja como un tomate, pero Julian me dijo:
-Espera, no me ha dado tiempo a presentarme.- ¿es que necesitaba presentación? ¡Era Julian Lennon! Tenía ganas de salir corriendo, pero opté por quedarme en el sitio. Vino hacia mí, y se colocó tan cerca que me quedé petrificada, sin saber qué hacer o qué decir.
-¿Qué pasa? ¿Tanto miedo doy? - me miraba con una sonrisa divertida.- ¿Cómo te llamas? Yo soy Julian.
-Yo me llamo Cristina, y ya sé quién eres.- me hizo gracia que me dijera su nombre, como si no fuera conocido.
-Cristina, bonito nombre. Bueno, me tengo que ir. Encantado de haber hablado contigo.- era una lástima que ya se tuviera que marchar. Mi cara ya había recuperado su color.
-Lo mismo digo. Te veré cantar esta noche. Adiós.- Se despidió de mí con un beso en la mejilla. Lo único que hice fue sonreir. No podía creer lo que me acababa de pasar. Me quedé un rato más en medio del pasillo antes de irme a mi habitación.

No hay comentarios:
Publicar un comentario